Una mañana de sábado, durante el desayuno, Verónica y Reinaldo fueron sorprendidos con la confesión de sus hijas: «Son adoptados, nosotras los escogimos». La idea de ser padres sin hijos los hizo temblar. ¿Y ellos?, ¿serían ellos hijos de sus padres? ¿Y si nadie era hijo de nadie? Entonces, si sus hijas no eran sus hijas y ellos no eran hijos de sus padres, ¿qué sentido tenía todo?