La maldición persigue a la familia Agirregoitia y llega a calarles tanto y tan profundo como la lluvia en los campos de viñedos alaveses.
Hace doce años, Ainize dejó Artziniega y perdió todo contacto con los suyos: con su padre, Ramón Agirregoitia, pequeño viticultor del valle, encerrado en sí mismo desde que su mujer los abandonara; con Gorka, su hermano mellizo, uña y carne durante la infancia, ...