Blasfemo, jugador, mujeriego y parrandero, pero también culto e ilustrado, músico, dramaturgo y hasta torero… el retrato de un hombre que estuvo destinado a cambiar la historia. El muchacho imparable y curioso que está por convertirse en un sacerdote sibarita, afecto al placer de las camas ajenas, voraz lector de la literatura de la Ilustración y apasionado defensor de la libertad y de los derecho...