Los antólogos, como los traductores, son traidores por definición: si los segundos han de adaptar un idioma a las reglas y la música de otro, los primeros escogen una línea argumental y eligen aquello que mejor se amolda a sus intereses entre un número de posibilidades casi infinito para que otros les presten su voz. Así pues, este libro es solo una selección de la literatura que, desde mediados d...