Fútbol y anarquismo suelen aparecer como mundos disociados, si no enfrentados, por sus irreconciliables intereses y desarrollos. Denostado por ser una invención burguesa, sus efectos despolitizadores y alienantes y por haberse convertido en un omnímodo negocio que ha arruinado su sentido lúdico, amateur y popular, el deporte rey y sus vínculos y afinidades con los movimientos anarquistas o de cort...