La adultez en ocasiones exige la recuperación del sabor de una infancia perdida, mas no olvidada, así como lo hace Agustín Yáñez, teniendo como escenario los barrios de una antigua ciudad de provincia, aquella en la que todos los niños se reconocen a través de los juegos, de los amigos de aventuras y con suerte de los primeros amores. Los capítulos de Yáñez se entretejen como un ramillete de juego...