La grandeza de un pueblo no se mide por los laureles conquistados sino por los sacrificios realizados para conseguirlos.
En febrero de 1812 Manuel Belgrano recibe la orden de partir a Jujuy para hacerse cargo de lo que queda del Ejército Revolucionario vencido en el desastre de Huaqui. Lo recibe un conjunto diezmado de andrajosos hambrientos entre los que reinan la indisciplina, las intrigas...
La grandeza de un pueblo no se mide por los laureles conquistados sino por los sacrificios realizados para conseguirlos.
En febrero de 1812 Manuel Belgrano recibe la orden de partir a Jujuy para hacerse cargo de lo que queda del Ejército Revolucionario vencido en el desastre de Huaqui. Lo recibe un conjunto diezmado de andrajosos hambrientos entre los que reinan la indisciplina, las intrigas...