Si la ética es la atención a nuestra relación con los demás, y si, según Aristóteles, “el fin de la política es el mejor bien, y la política pone el mayor cuidado en hacer a los ciudadanos buenos y capaces de acciones nobles”, no hay política que no sea también una ética. En el mundo occidental llevamos no menos de 25 siglos debatiendo sobre las posibilidades e imposibilidades de conciliar la vida...