El acoso de ETA a periodistas y medios de comunicación, llegando incluso al asesinato, pretendió imponer desde 1995 un régimen de coacción que impidiese la libre circulación de informaciones y opiniones en el País Vasco y en España. Acabó con la vida y con la libertad de los trabajadores de la palabra. Obligó a otros al exilio para preservar su integridad y la tranquilidad de sus familias. Y trató...