Esta mujer es mía: "—Haz lo que quieras, Mildred. Ya no voy a insistir más. Pero ten presente que quizá un día te pese lo que vas a hacer, y no me digas que soy responsable de ello. Cuando hace unos tres años, a la muerte de mi hermano, salí de Santa Fe con el fin de ocupar el lugar que dejaba vacante tu tutor, lo hice con la ilusión de sentir la ternura de una hija. ¿Me oyes, Mildred? —Te escucho...