«El Estado español es irreformable. Por su peculiar desarrollo histórico ha acabado siendo incapaz de evolución o cambio y, por tanto, de reforma alguna. Si por casualidad aparece una en el horizonte, la reacción es defensiva a la par que agresiva. Verdad que cabe distinguir entre Estado y gobierno con la misma lógica con la que hay que distinguir entre los puentes y los ríos. Los ríos, como los g...