Las restricciones alimentarias pueden alejarnos de una vida plena. Es hora de replantearnos nuestra relación con la comida y de reencontrarnos con el placer en cada bocado, porque el alimento no debería ser motivo de conflicto sino una fuente de alegría y satisfacción para el cuerpo y el alma.
¿Azúcar? ¡No! ¿Leche? ¡No! ¿Salmón? ¡No! ¿Choclo en lata? ¡No! ¿Harinas? ¡No! ¿Endulzante? ¡No! ¿Ve...
Las restricciones alimentarias pueden alejarnos de una vida plena. Es hora de replantearnos nuestra relación con la comida y de reencontrarnos con el placer en cada bocado, porque el alimento no debería ser motivo de conflicto sino una fuente de alegría y satisfacción para el cuerpo y el alma.
¿Azúcar? ¡No! ¿Leche? ¡No! ¿Salmón? ¡No! ¿Choclo en lata? ¡No! ¿Harinas? ¡No! ¿Endulzante? ¡No! ¿Ve...