Escribir para niños y niñas no exige menos esfuerzo que hacerlo para adultos. No se trata de sentarse y contar una anécdota con moraleja, o recurrir una y otra vez a las aventuras de un grupo de niños con sus mascotas; el deseo de escribir para el público más joven implica, ante todo, la disposición para valorar la inteligencia de los lectores, conocer las diferencias cognitivas que hay en cada et...