A lo largo del Antiguo Régimen y en toda Europa, la peste adquirió la dimensión de una terrible y devastadora plaga que, recurrente e implacable, se instaló en el imaginario popular como sinónimo de castigo divino a los pecados de la comunidad. En Euskal Herria, el mal pestilencial azotó de modo despiadado a la sociedad a finales del siglo XVI. Algunas poblaciones vascas llegaron a perder la terce...