Con una sensibilidad única, Liliana Bodoc construye un relato luminoso que nos recuerda que la lectura es, siempre, un acto de resistencia y amor.
Llegó marzo y empezaron las clases. El maestro Agustín recibió a sus alumnos y en un gesto cálido le tendió a cada uno la mano. Eran solo tres: Teruel, Cayetana y Emilio, los más grandes de la escuela. También les acercó un libro y con él una prop...
Con una sensibilidad única, Liliana Bodoc construye un relato luminoso que nos recuerda que la lectura es, siempre, un acto de resistencia y amor.
Llegó marzo y empezaron las clases. El maestro Agustín recibió a sus alumnos y en un gesto cálido le tendió a cada uno la mano. Eran solo tres: Teruel, Cayetana y Emilio, los más grandes de la escuela. También les acercó un libro y con él una prop...