Cada gran victoria militar acababa en la antigua Roma en un gran desfile por las calles de la ciudad hacia el templo de Júpiter, en la colina del Capitolio, en el que el general vencedor y sus soldados iban acompañados por los más importantes de los dignatarios derrotados y por el botín que habían capturado. Mary Beard, catedrática de la Universidad de Cambridge, analiza la magnificencia del triun...