Casi recién estrenado el siglo XVI, en una Europa todavía recelosa y cerrada en sus fronteras, la llegada del rinoceronte Ganda a Lisboa provocó una enorme curiosidad. Tanto, que las distintas cortes europeas hicieron todo lo posible por conseguir noticias de aquel increíble animal al que, sin verlo y basándose solo en descripciones, dibujó Alberto Durero.
El rinoceronte del rey, ilustrado con l...