El profesor de felicidad: "—Pero, Raf, hijo mío, ¿cómo pretendes tal cosa? Tu padre nunca te lo permitirá. Es absurdo, Raf, inconcebible en una persona como tú. Además, ¿no has viajado ya bastante? Tu padre te necesita en la fábrica. Ya no es un niño y el negocio necesita una mano dura que lo guíe. Tienes veinticinco años, has estudiado cuanto has querido sin terminar nunca una carrera. Te gustan ...