Pedir deseos es fácil. Y si crees que con lanzar una moneda a un pozo abandonado y sentarte a esperar a que se cumplan es suficiente, vas lista.
Pedir deseos es complicado. Sobre todo si la magia está de por medio y un ente maligno va tras tus pasos.
Tampoco ayuda ser el centro de atención de la déspota y cruel líder de tu clase o del matón de turno, que tu ex mejor amigo vuelva a ponerse en tu c...