Mi mamá quiso ponerme el nombre de su papá, el abuelo Ubaldo. Mi viejo no quiso ser menos y agregó el suyo. Con el tiempo entendí que, si bien eran dos nombres particulares, el resultado de esa combinación familiar tenía su lado positivo.
Esos dos nombres juntos serían imposibles de olvidar. ¿Qué otro ser humano en la Tierra podría llamarse así?
La autobiografía de Ubaldo Matildo Fillol no tiene d...