La muerte de Kim Jong-il pilló al mundo por sorpresa. Sobre su sucesor, un joven de apenas treinta años y educado en el extranjero, recaían la responsabilidad de continuar el legado de la dinastía personalista de los Kim y la sombra de la duda sobre su capacidad de mando al frente de la ambiciosa cúpula del régimen de Corea del Norte.
Diez años después, Kim Jong-un ha acelerado el desarrollo armam...