Ya no alcanza con vivir una sola vida: como si de una muñeca rusa se tratara, hay que estar preparado para ir sacando de la matriz todas las que se puedan y al mismo tiempo intentar, si es que esto es posible, no dejar de ser uno mismo.
Todo ello tiene un coste emocional y unas reglas de funcionamiento: es el marketing existencial.
En el mundo global ya no hay lugar fijo y lo que es, no dura. Y...