A principios del siglo XVII, dos países se reparten la hegemonía mundial: España e Inglaterra. Enfrentadas sus monarquías durante décadas, sus nuevos reyes, Felipe III y Jacobo I, acuerdan firmar un tratado que ponga fin a las constantes luchas por ampliar territorios y por el dominio del mar. En la primavera de 1605, una delegación inglesa con más de 700 personas se desplaza a Valladolid, capital...