El doloroso ayer: "—La criada no te permitirá pasar hasta aquí, Mitzi. Quítate de la ventana, vas a pillar una pulmonía. La Joven no se movió. Se diría que la habían clavado en aquel rincón, pegada al ventanuco desde el cual divisaba parte de la selva. El viejo Euri levantó la venerable cabeza y fijó los cansados ojos en la esbelta silueta de la muchacha. No muy alta, de breve talle, piernas recta...