El destino de la huida: "A los quince años, Leida se reveló como una joven preciosa. Fue entonces cuando él, que ya tenía veinticinco, y acababa su carrera de ingeniero agrónomo, empezó a sentir aquellas cosas... Él era un hombre reprimido, doblegado. Desde muy niño aprendió a dominar sus impulsos y sus deseos, no porque careciera de medios para complacerse a sí mismo, sino porque sus razonamiento...