Dos relatos magistrales donde cerrar los ojos y negarte a ver lo que te rodea es tan humano como aceptar que las cosas a veces son como la piel en verano.
Los fantasmas del pasado son ecos que, de manera inevitable, asoman cuando menos te lo esperas: durante tu rutinario viaje en autobús o cuando ves a tu hija a pleno sol de la tarde estival en un desolador tiovivo en un inhóspito lugar de la cost...
Dos relatos magistrales donde cerrar los ojos y negarte a ver lo que te rodea es tan humano como aceptar que las cosas a veces son como la piel en verano.
Los fantasmas del pasado son ecos que, de manera inevitable, asoman cuando menos te lo esperas: durante tu rutinario viaje en autobús o cuando ves a tu hija a pleno sol de la tarde estival en un desolador tiovivo en un inhóspito lugar de la cost...