Desde tiempos inmemoriales la Luna iluminó las noches, marcó los ciclos de la naturaleza y acompañó al ser humano. Con sus fases cambiantes le permitió medir el tiempo, lo protegió en las noches de caza y pesca. Aún hoy atesoramos esta sabiduría ancestral en lo más profundo de nosotros. Las energías lunares, que van de la introspección a la expansión, permean todo: rigen las mareas de nuestro plan...