Si El alcalde de Zalamea se ha mantenido a lo largo de los siglos como la más popular comedia calderoniana, es, sin duda, porque su protagonista, Pedro Crespo, encarna de modo formidable el sentimiento del honor como síntesis de la dignidad humana. Pero no bastaría ese único mérito para garantizar la universalidad de una obra que incide en un tema tópico, a fuerza de verosímil, en el Siglo de Oro ...