Rosario se para frente al espejo, se acomoda el cabello corto tras las orejas, arregla el encaje de la camisola blanca, pero no consigue ver de vuelta su imagen; es apenas una niña y el dolor ya la ha marcado. La temprana muerte de su hermano la convirtió en una sombra para sus padres, también tocados por la pérdida.
Desde entonces, la escritura se volvió su pasión y único refugio, aunque pronto ...