La tecnología, el pinchazo de los teléfonos, el hackeo de los ordenadores no lo es todo. El espionaje sigue necesitando el trabajo silencioso de los agentes de campo para recabar información que no transita por internet. El autor de este libro, que ha pedido permanecer en el anonimato, ha sido durante largos años y hasta hace poco tiempo uno de esos imprescindibles hombres de terreno. Fue reclutad...