Dulcinea circula en auto por el periférico de la Ciudad de México. Hipnotizada por el tráfico, se abandona a la ensoñación e inventa en su cabeza todas las novelas que no escribirá sobre el papel. De pronto se convierte en compañera de la marquesa Calderón de la Barca, de pronto es la amada del singular Amadís de Gaula, a quien cree reconocer en el chofer que va manejando, y sin dejar de viajar fí...