El cielo nos habla y nosotros lo escuchamos atentos con nuestros ojos. Cuando éramos niños perdíamos la vista en las nubes y dibujábamos las formas de nuestra realidad: rostros, objetos, animales, nuestros recuerdos y fantasías, hasta que el viento las borraba y las figuras se esparcían. Los griegos y los romanos, junto con los asiáticos, africanos, polinesios y americanos, hicieron lo mismo con l...