E n marzo de 1982, una serie de hechos generados por un negocio millonario se mezcló con el recalentamiento de la disputa histórica entre Gran Bretaña y la Argentina por las islas Malvinas. Pudo haber sido una película algo absurda, una aventura imaginaria repleta de misterio. Pero fue real. Y quedó inscripta en los libros como una de las causas de la guerra que se desató pocos días después.
Se t...