En un mundo marcado por las obligaciones, las exigencias, los compromisos, la apariencia, por la búsqueda frenética de sensaciones, surge el deseo de ausentarse, como demuestra el sociólogo David Le Breton en Desaparecer de sí.
El individuo no cesa de renacer nunca. Cambia para seguir siendo el mismo. Y puede llegar a sentir la tentación del abismo, o al menos la de desaparecer, la de ser ...