Imagina que, mientras caminas por la Séptima Avenida, ves a tu exnovio y tu examiga cenando juntos en tu restaurante favorito.
Imagina que, en ese momento, recuerdas cómo tu prometido te plantó una semana antes de la boda porque había dejado embarazada a otra mujer, que, para más inri, era tu amiga.
Imagina que te pones a llorar y, de la rabia, todo el contenido de tu bolso acaba desparramado por ...