No es por presumir, pero se me considera la mejor abogada especialista en divorcios; por eso me llaman Tania la Implacable. Trabajo en un gran bufete, y lo único que me interesa es prosperar y hacerme con el control del mismo. A mis treinta y cinco años, no quiero pareja, hijos ni nada que pueda entorpecer mi carrera profesional.
Por eso mi jefa me ha confiado un caso bastante delicado para el que...