Aunque nos cueste admitirlo, los adúlteros no sólo existen, sino que haberlos haylos un poco en todas partes, pues el amor clandestino es una práctica que cuenta con seguidores entusiastas y aplicados, dispuestos a fornicar en las habitaciones de los mejores hoteles y en las alfombras de ciertos despachos presidenciales, pero también en los cuartuchos más destartalados y en los legendarios asient...