Cuando perdemos a alguien, la vida nos enseña que este instante es irrepetible y que debemos disfrutarlo al máximo: por ti y por ese alguien que se fue. Y por extraño que parezca, veces eso implica comer una doble ración de helado con tus amigas, enamorarte de quien menos lo esperas o aceptar que el amor es una chispa que se enciende una y otra vez, aunque en ocasiones parezca perder el brillo.
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