«Estaba completamente segura de tres cosas. Primero, Edwart era, tal vez, mi alma gemela. Segundo, yo asumía que esa parte salvajemente descontrolada de vampiro que había en él me quería muerta. Y tercero, yo deseaba incondicional, irrevocable, impenetrable, heterogénea, ginecológica y vergonzosamente que me besara.»
Y así, Belle Goose se enamoró del misterioso y chispeante Edwart Mullen en la hila...