La Constitución española de 1856 es llamada la «non nata» porque nunca se promulgó a causa del golpe de estado del general Leopoldo O'Donnell, que disolvió las Cortes Constituyentes elegidas en 1854. La Constitución española de 1856 tuvo un espíritu liberal progresista y contiene aspectos clave de la Constitución española de 1869.