Hijo de un esclavo fugitivo y mago africano, José Leandro Andrade estaba destinado a pasar su vida en el conventillo Las Muchas Puertas. En cambio, gracias a los imprevisibles zigzagueos de la historia, fue la figura más rutilante de la bohemia parisina durante los Juegos Olímpicos de Colombes de 1924, que lo consagraron como la primera estrella del fútbol mundial.
Dotado de un magnetismo singular...