Con las imperiosas montañas calizas del Supramonte que se precipitan al mar en forma de acantilados y las asombrosas aguas del golfo de Orosei, el salvaje este de Cerdeña regala al viajero su cara más arrolladora. Lejos de las modas y ajena al paso del tiempo, esta región es refrescantemente genuina. Las actividades al aire libre aguardan por doquier: se puede echar el ancla en una ristra de perla...