El mal no se limita a la guerra o a las circunstancias en las que se actúa bajo una presión extrema. Hoy en día se manifiesta con más frecuencia en la insensibilidad cotidiana ante el sufrimiento de los demás, en la incapacidad o el rechazo a comprenderlos y en el desvío casual de la mirada ética.
En una vida en la que los ritmos están dictados por las guerras de audiencia, la banalización de la ...