Poco después de enterarse de la muerte de su colega Teresa Barragán, el filósofo Antonio Mariño decide abandonar su carrera como investigador en Alemania e internarse a vivir en la selva del Vaupés. Las claves de su repentina mudanza yacen en la relación epistolar que sostuvo con ella durante tres años. En las cartas, recuperadas y editadas por quien fuera profesor de ambos, los dos académicos se ...