Anne siempre había querido que su vida fuera como el cuento de Cenicienta, con una carroza y los zapatos de cristal, aunque sin calabazas, porque siente una aversión especial por ellas. Y por supuesto encontrar a su príncipe azul y tener ese final de «vivieron felices para siempre».
Cuando su padre falleció, ella quedó a cargo de su madrastra y sus dos hermanastras, quienes durante un tiempo la tr...