Una fotografía y los ojos color caramelo de un desconocido fueron los ingredientes que Bianca necesitó para comenzar a escribir un guion cinematográfico. Lo que ella no se podía imaginar es que una productora aceptaría hacer la película y, mucho menos aún, que el día en que se lo comunicasen, el destino volvería a colocar a ese hombre en su camino y que acabaría descubriendo que era actor.
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