Si Nueva Escocia fuera una película, los protagonistas serían rudos pero bondadosos, curtidos por el viento y en armonía con el mar. El escenario se compondría de campos verdes ondulados y altos acantilados; la banda sonora tendría violines, tambores y música evocadora de piano, y el argumento sería una alegre comedia que giraría en torno a la historia, la comunidad y la familia.
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