Empezaré por el principio. Mi madre se llamaba Dolores Haze, pero ustedes, de conocerla, seguro que la conocerán por Lolita.
Dolores Schiller acaba de saber que padece una enfermedad incurable y, antes de recurrir a un suicidio asistido, como ha resuelto hacer, decide revelar su secreto: cuando cumplió veinte años, su padre le hizo entrega de los diarios de su madre, fallecida al dar a luz. Al com...