«Algunas éramos de Kioto. Algunas éramos de Nara. Algunas éramos de una pequeña aldea montañosa. Algunas éramos de Tokio. Algunas éramos de Hiroshima. La más joven de nosotras tenía doce años. La mayor tenía treinta y siete, era de Niigata. Algunas éramos de Kumamoto, donde no había hombres casaderos. Eché un vistazo a la foto y le dije a la casamentera: “Éste me vale.”» Con una prosa precisa y ev...