Un carnaval alocado de peatones, cláxones, minibuses a gasoil, marchas callejeras y desfiles de vendedores rodea al visitante: uno cae prendado de La Paz o la odia, pero no puede serle indiferente.Las diversas corrientes culturales de Bolivia chocan y se mezclan en la capital de facto del país, donde 800 000 personas se disputan el espacio vital entre las cerradas curvas de un agreste valle fluvia...